lunes, 14 de abril de 2008

Chingas a la tuya.

Hace mucho cuando jalaba en una empresa de compra y venta de chatarra, también la hacia de cobrador. Mas que nada con los mas rezagados.

Uno de esos rezagados era Narco. Vivía en la Linda Vista y se dedicaba a la transportación de los enervantes. Tenía un negocio muy aparte de lo que en realidad se dedicaba, una carnicería. Así que mi cobranza se daba según me citaba, ya sea en su casa, en las afueras de un banco acompañado el guey por varios pesados, o en su carnicería.

Tenía una vieja muy bonita, rubia y de buen ver, pero no era más que una perra ya que era altanera ya que se sentía protegida por su esposo. Muchas de las veces me valió madre las conjeturas que daba para no pagar.

Un día fue el acabose con ellos, o mas bien con la vieja. Llegue a la carnicería.

Chavo.- Buenas…

Vieja.- Hay oiga… ¿Ya vino a cobrar otra vez? Pos si le acabamos de abonar. Además… ¿Me arreglo lo que no me sirvió?

Dirigí mi vista con el tipo y le mencione.

Chavo.- ¿Que onda, con quien me voy a dirigir, contigo o con tu señora?

El guey solo sonrió y dirigió su mirada al piso. Estaba el suegro que también se puso muy altanero quien no dijo nada, pero tenía toda la cara de odio. La Vieja no paraba de alegar las remisiones que venían mal según ella cuando interrumpió su esposo.

Guey.- Dale mil pesos y vente la otra semana “Chavo”, la cosa esta muy jodida.

Chavo.- Ok, tonces la otra semana te hablo antes.

Ya recibido los mil pesos por parte de la vieja, me estaba retirando abriendo la puerta de la carnicería cuando la vieja dice bien cagada.

Vieja.- Che Madre!!!

Chavo.- Chingas a la tuya!!!

Me retire y le hable a mi patrón diciéndole que no volvería a tratar con esa pinche gente. A los dos años al pinche narco lo termino peinando un guey que trabajaba con el ya que lo habían atorado en el Sur y tubo que huir a los iunaidets con toy vieja y huerco. Ya no supe de ellos. La cuenta si la terminaron de pagar, eran 55 mil pesos.

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